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viernes, 2 de abril de 2010

El suicidio del mes [Abril]: Cesare Pavese

fuente (s):

http://laboratoriodicriticadarteletteratur.blogspot.com/2008/11/lo-specchio-quando-s-spezzato-calvino_30.html
http://www.parcoletterario.it/it/autori/pavese.htm
http://www.asia.it/adon.pl?act=doc&doc=707
http://www.classicitaliani.it/pavese/pavese_verr%C3%A0_la_morte.htm

traducción: Fausto Alighieri


Alquiló una habitación en el hotel Roma de Turín y se tomó el contenido de alrededor de veinte sobres de somníferos que utilizaba para combatir el insomnio. El domingo 27 de Agosto de 1950 descubrieron su cuerpo sin vida y una nota en el ejemplar de Diálogos con Leucò que tenía en la mesa de noche:

Perdono a todos y a todos pido perdón. ¿De acuerdo? No chismorreen demasiado.

« Perdono tutti e a tutti chiedo perdono. Va bene? Non fate troppi pettegolezzi.»

El 1° de Enero escribirá sobre su diario: «Roma es un círculo de jóvenes que se dedican a hacerse lustrar los zapatos. Paseo matutino. Bello sol. ¿En dónde están las impresiones del ’45-’46? He buscado hasta el cansancio los motivos, pero nada nuevo. Roma calla. Ni las piedras ni las plantas dicen gran cosa. Aquel invierno estupendo; bajo el agudo sereno, las bayas de Leucò. Misma historia. También el dolor, el suicidio, hacían vida, estupor, tensión. En el fondo en los grandes periodos has tenido siempre la tentación suicida. Estabas abandonado. Te habías despojado de la armadura. Eras muchacho. La idea del suicidio era una protesta de vida. Que muerte no quiere más que morir»

La desilusión amorosa por el fin de la relación sentimental con la actriz americana Constance Dowling- a la que le dedicó los últimos versos de Verrà la morte e avrà i tuoi occhi [Vendrá la muerte y tendrá tus ojos] – y el malestar existencial, lo indujeron al suicidio el Domingo 27 de Agosto de 1950, en una recámara del hotel Roma, en Turín, que había ocupado el 26 de Agosto. Fue encontrado muerto acostado sobre la cama después de haber ingerido 16 sobres de somníferos. El 17 de Agosto escribe en su diario que será publicado póstumo en 1952 con el título Il mestiere di vivere [El oficio de vivir]. Diario 1935-1950: “Este balance del año no terminado, que no terminaré” y el 18 de Agosto cierra el diario escribiendo: «Todo esto da asco. Sin palabras. Un gesto. No escribiré más»

Su amigo, el escritor Davide Lajolo, bien describe, en un libro titulado no casualmente Il vizio assurdo, el malestar existencial que siempre había envuelto la vida del intelectual piemontese.

Importante fue la obra de Pavese, escritor de novelas, poesía e historias, pero también aquella de traductor y crítico: además de la Antología americana a cargo de Elio Vittorini, aquella también incluye la traducción de clásicos de la literatura como Moby Dick de Melville, en 1932, y obras de Dos Passos, Faulkner, Defoe, Joyce y Dickens.

En 1951 salió póstumo, editado por Einaudi y con el prefacio de Italo Calvino, el volumen: La literatura americana y otros ensayos y los artículos que Pavese escribió entre 1930 y 1950.

Su actividad de crítico en particular contribuyó a crear, hacia la mitad de los años treinta, el surgimiento de cierto mito sobre América. Trabajando como editor (para Einaudi) Pavese propuso a la cultura italiana escritos sobre temas diferentes, que raramente habían sido afrontados hasta ese momento, como el idealismo y el marxismo, incluso aquellos religiosos, etnológicos y psicológicos.

ITALO CALVINO dijo sobre él:

fuente: http://laboratoriodicriticadarteletteratur.blogspot.com/2008/11/lo-specchio-quando-s-spezzato-calvino_30.html

Pavese que por polémica
antihermética escribe poemas con
obreros y barqueros y bebedores, no nos
hace nunca olvidar que el
protagonista no es el obrero o el barquero o el bebedor, el hombre
que los está mirando de reojo desde la
mesa opuesta de la hostería, y
quisiera ser como ellos y no sabe.
Es el confinado Stefano, y el profesor
Corrado antes que el gallo cante,
el hombre que sabe estar al
margen para leer la historia que
otros viven, con los ojos
metahistóricos del poeta intelectual.

fuente: http://www.parcoletterario.it/it/autori/pavese.htm

Los sucesos editoriales no lograron mitigar la tortura y el tormento del escritor por el abandono de la actriz, que al regresar a América, trunca todo contacto.

“Nada. No escribe nada. Podría estar muerta. Debo acostumbrarme a vivir como si esto fuera normal.”

En Constance Dowling, Pavese se inspira para escribir "Verrà la morte e avrà i tuoi occhi" [Vendrá la muerte y tendrá tus ojos], una última breve historia de poesia, de los cuales algunos en inglés, y no logrando reaccionar a la nueva oleada de soledad y de infelicidad, muere suicidado la noche del 26 de agosto de 1950.

Constance Dowling


“ El gesto – el gesto – no debe ser una venganza. Debe ser una calmada y cansada renuncia, un cierre de cuentas, un hecho privado y rítmico. La última salida.”

Una muerte buscada, una derrota hacia un enemigo hacia el que Pavese se ha siempre sentido desarmado: la vida.

“No se muere por amor a una mujer. Se muere porque un amor, cualquier amor, nos revela en nuestra desnudez, miseria, indefensión, nada.”

Recámara en donde se suicidó.


Fuente: http://www.asia.it/adon.pl?act=doc&doc=707

Cesare Pavese: una vida por la existencia

09 de Septiembre del 2008

En el día en el que hace cien años nacía Cesare Pavese, entre los máximos y todavía más amados autores italianos del Novecento, el pensamiento vuela inmediatamente hacia su trágica muerte, aquel suicidio del que tanto se ha hablado y escrito, más de lo que Pavese habría querido; es inevitable recordar este gran protagonista de nuestra literatura sin derramar más tinta sobre el fin de una vida dolorosa, pero también llena de fuerza y poesía: la fuerza de quien veía claramente – junto a otros poquísimos, de la época – lo infundado de cada soliloquio ideológico, con una agudeza y una lucidez que no concedían nada al también desesperado, necesidad común de un radical cambio social y político. La poesía de un artista de voz honesta, casi desarmada, nutrida por el pensamiento de la muerte, o mejor dicho: del pensamiento de morir arraigado a la vida, de las horas vividas como si fueran escalones faltantes de una escalera que desciende a la oscuridad.

Los amores infelices y una genérica predisposición a la melancolía fueron indicadores frecuentes de los verdaderos asesinos de Pavese, o almenos como los instigadores de aquel gesto que debía ser “un hecho privado y rítmico”, casi como si nuestro íntimo sea custodiado por una música de palpitaciones inexorables, por escuchar hasta lo último. Pavese, sin embargo, estaba bien consciente del hecho de que un problema más radical sucumbe a cada pasión, por arrollante: “No se muere por amor a una mujer. Se muere porque un amor, cualquier amor, nos revela en nuestra desnudez, miseria, indefensión, amor, desilusión, destino, muerte.” Heidegger habría dicho: en nuestra nada. A la luz después del hecho que, como quizá también Dante habría suscrito, “Amor es deseo de conocimiento”, se esboza precisamente la posibilidad de que la “cansada renuncia” del autor piemontese no haya sido en relación con una vida infeliz al haber sido sentimentalmente desafortunada, pero hacia la luz tenue (que la poesía misma le ofrecía, como la Musa en el Hesíodo de los Diálogos con Leucò) de una existencia finalmente desnuda de la máscara del dolor.
Expresiones de la búsqueda de un conocimiento quizá nunca creído accesible (sólo por breves instantes) y sin embargo, siempre dolorosamente incompleta, la vida y la muerte de Pavese nos ofrecen la posibilidad de distinguir entre vida y existencia, muerte y nada, de agarrar la frecuentemente olvidada tan fundamental diferencia. Diferencia que raramente es intensa, cuando también se habla, como necesario presupuesto a una reflexión sobre el así dicho “sentido de vacío”, el malestar de quien siente el peso de reencontrarse a ser, y que en esto instituye la misma nada, exacto, frecuentemente sin ni siquiera lograr darles palabras – en esto Pavese, con Heidegger y Dante, fue ciertamente un privilegiado. Y es quizá el eco de una pregunta sobre la existencia que habla a través de las cosas de la vida, y no un sentimentalismo general, que incita a los jóvenes estimadores de este poeta y novelista a leer y releer sus obras, y la secreta conciencia de que “La vida no es búsqueda de experiencias, más bien, de sí mismos.”

De Linda Altomonte
Centro Studi ASIA

A continuación el poema verrà la morte è avrà i tuoi occhi [vendrá la muerte y tendré tus ojos] leído por Vittorio Gassman

fuente del texto: http://www.classicitaliani.it/pavese/pavese_verr%C3%A0_la_morte.htm
traducción: Fausto Alighieri



Verrà la morte e avrà i tuoi occhi
[Vendrá la muerte y tendrá tus ojos]
questa morte che ci accompagna
[esta muerte que nos acompaña]
dal mattino alla sera, insonne,
[desde la mañana hasta la noche, insomne,]
sorda, come un vecchio rimorso
[sorda, como un viejo remordimiento]
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
[o un vicio absurdo. Tus ojos]
saranno una vana parola,
[serán una vana palabra,]
un grido taciuto, un silenzio.
[un grito callado, un silencio.]
Cosí li vedi ogni mattina
[Así los ves cada mañana]
quando su te sola ti pieghi
[cuando sobre ti sola te doblas]
nello specchio. O cara speranza,
[en el espejo. Oh querida esperanza,]
quel giorno sapremo anche noi
[aquel día sabremos también nosotros]
che sei la vita e sei il nulla.
[que eres la vida y eres la nada]
Per tutti la morte ha uno sguardo.
[Para todos la muerte tiene una mirada.]
Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
[Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.]
Sarà come smettere un vizio,
[Será como dejar un vicio,]
come vedere nello specchio
[como ver en el espejo]
riemergere un viso morto,
[resurgir un rostro muerto,]
come ascoltare un labbro chiuso.
[como escuchar un labio cerrado.]
Scenderemo nel gorgo muti.
[Bajaremos en el remolino mudos.]

22 marzo '50

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