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sábado, 22 de marzo de 2008

El SERvicio original (parte 3)

La dama de acero; como se le bautizó, no era para ser observada en una galería intimista, era mas bien para ser expuesta ante un gran número de personas con toda una parafernalia. Esa situación en un principio hizo que me sintiera orgulloso de aquella dama, sin embargo eran cada vez menos los momentos que podíamos compartir juntos.La creciente fama de la dama provocó que tomara una decisión al respecto: retirarla de toda multitud. Si bien es cierto que las emociones que provocaba eran de carácter banal, poseía lo que la de madera no, personalidad propia.Decidí en un principio exponerla en una galería pequeña, sin mayor propaganda; los resultados fueron evidentes; el brillo de su facciones fueron decreciendo, su semblante se fue entristeciendo. En una acción que pretendía ser correctiva, me llevé a mi casa a la dama para que nadie más las viera, es decir, la retiré por completo del espectáculo con el fin de compartir juntos nuestros momentos.El hecho de no tener mas de una mirada sobre ella, hizo que continuara su desvanecimiento y comprendí que no fue creada como una compañía para mi, sino como una convergencia de miradas extrañas y decidí, al entender que pasó a ser un pedazo de metal oxidado, fundirla y por lo tanto, desaparecerla. Con desesperación, no comprendía claramente que era lo que debía hacer para tener una compañía de un traje a la medida y fue así como dándole vueltas a la razón, me di cuenta que no me conocía, no sabía mis propios intereses (nosce te ipsum = conócete a ti mismo). -Recapitulando la vida del escultor-Con un misticismo arraigado, nace en el núcleo de una familia de costumbres religiosas; en una cabaña, cerca de un sembradío de maíz.Lo primero que aprendió fue el origen bíblico de la humanidad, que le tatuó la memoria. El sistema de educación de los padres fue inflexible y sumamente rígido; sin embargo a manera de cliché el nació con ideas de libertad.Se dedicó a actividades rurales, hasta que quedó huérfano y se fue a vivir a la gran urbe, realizando ahí estudios de escultura y pintura.Debido a el don para estas artes, su fama fue creciendo y se consolidó como un ícono histórico, sin embargo su vida sentimental estaba llena de malaventuranzas y siempre los rompimientos fueron por no cuidar e ignorar a sus parejas por la obsesión a sus esculturas. Estas experiencias le destruyeron el autoestima, hundiéndose más en sus esculturas. -Interrumpe, nuevamente la acompañante:-Pero, ¿realmente qué es lo que necesitas?-Responde el narrador-Analizando mi historial de vida, creo que simplemente requiero de alguien que comparta mis obsesiones, de alguien que me escuche pero también que me platique, de alguien que en su origen posea estos vicios.Al terminar de decir esto y levantar la mirada me di cuenta de que necesito alguien como tú, mi acompañante.Surgió una confusión entre la escultura y la acompañante por entender hacia quien iban dirigidas esas palabras, sin embargo no pasó mucho tiempo para que el escultor lo aclarara.Tu, mi escultura, que fuiste creada de una manzana como una silueta femenina; que puedes con tus semillas dar vida; que me escuchas y cautivas con tus curvas; que cautivaste desde tu origen al propio Adán.Fue así como al terminar de decir estas palabras, mi acompañante montó en cólera, extendiendo el brazo y tirando con esto a la manzana para finalmente al caer al suelo, simplemente pisarla.Mis sentimientos encontrados de tristeza, enojo y sorpresa me inmovilizaron; en ese momento mientras miraba los ojos de mi acompañante presencié cómo al tiempo que ella seguía pisando la escultura hecha de una manzana, ella tristemente arrepentida se desvanecía.Quedando con el único vicio de la soledad, me convertía en un masoquista en extremo, comprendiendo que el alimentar el ego, es decir, buscar sensaciones que produzcan nuestra propia satisfacción, es el origen de todos los vicios.


Emmanuel Silva (2004).

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